El triunfo de una buena didáctica para la enseñanza
de la historia nacional debe probarse sobre la circunstancia de no provocar en
el alumno una extrañeza, un sentirse ajeno a los hechos que lo circundan y que
sustentan su pertenencia al pueblo, a una comunidad de la que es miembro.
Mientras los ciudadanos experimenten que la historia narra la época de los
hombres excepcionales, no importa su magnitud ética, no podrán formar una
conciencia histórica, una memoria colectiva, de la que los propios alumnos se
sientan parte.
Literatura e historia tienen un fin común: El
hombre.
CASTILLO GARCIA, Hugo, “Uso didáctico de la
literatura
Para la enseñanza de la historia nacional”,
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