La educación de la sexualidad es parte esencial en la
formación integral del ser humano, por
lo que existe el pleno convencimiento de
que debe darse a lo largo de toda la vida y ocupar un lugar relevante en la
formación de toda persona dicha educación es parte de un proceso formativo
progresivo y continuo, basado en fundamentos científicos y orientado al
conocimiento y respeto personal, el compromiso con la salud individual y
social, la posibilidad de tomar decisiones responsables e informadas como parte
de la cultura de la prevención, el
respeto y la tolerancia como reglas de convivencia y la libertad como
autodeterminación.
Es importante señalar que la
educación sexual tiene como principal finalidad el crecimiento de aprendizajes
significativos que promuevan la expresión y el ejercicio de una sexualidad
saludable, responsable, y placentera constituyendo uno de los ejes claves del
desarrollo de la niñez y de la adolescentes, en los que se articulan diferentes
dimensiones referidas a la sexualidad fisiológica, socio-emocional y
ético-moral.
Abordar el desarrollo de
competencias de nuestros alumnos para la salud sexual y reproductiva desde un
enfoque integral es dirigir todas las acciones hacia la prevención de los riesgos que pueden encontrarse en el
pleno de su sexualidad, entre los que destacan:
ü los
embarazos no deseados,
ü las
muertes maternas,
ü las
infecciones de transmisión sexual,
ü incluyendo
al VIH-SIDA, etc.
ü
Experiencias
adversas que conllevan actitudes negativas hacia su autoestima, seguridad,
confianza, e incluso, hacia su futura vida sexual. Algunas de estas
experiencias se realizan sin preparación alguna, bajo los efectos del alcohol, drogas, etc. acentuando
los efectos negativos.
Por ello, en la educación
secundaria se aborda la salud sexual y reproductiva con el fin de fortalecer
conocimientos, actitudes y valores que permiten a los alumnos fundamentar la
toma de decisiones respecto al ejercicio de la sexualidad, además se enfatiza
la importancia de la prevención al estudiar las causas y consecuencias de las
infecciones de transmisión sexual y las características de los métodos anticonceptivos.
El rol del maestro en este
tema es el de orientador, ya que requiere conocer las emociones y actitudes; así
como el nivel de información que poseen los alumnos para tener intervenciones pertinentes
y relevantes hacia el cuidado de su
persona; es un contacto para orientar la salud sexual, la equidad de género, el
desarrollo de valores y la toma de decisiones informada para la prevención y
cuidado de su salud sexual y
reproductiva, en el marco de promover el desarrollo de una cultura que impulsa
la adopción de estilos de vida saludables y seguros.
Para trabajar los temas
asociados a la salud sexual y reproductiva se necesita: respeto, voluntariedad,
veracidad, confidencialidad, privacidad e imparcialidad.
Por ello, los padres y educadores deben potenciar la formación y toma de conciencia de los adolescentes en relación con los riesgos que llevan consigo sus relaciones sexuales. Hay que insistirles en que el sexo no es un juego y que comportarse como adultos exige sentido de la responsabilidad. Porque la educación integral en sexualidad desde la infancia favorece la adquisición gradual de la información y de los conocimientos necesarios para vivir una plena y saludable y reducir el riesgo en materia de salud sexual y reproductiva.
Por ello, los padres y educadores deben potenciar la formación y toma de conciencia de los adolescentes en relación con los riesgos que llevan consigo sus relaciones sexuales. Hay que insistirles en que el sexo no es un juego y que comportarse como adultos exige sentido de la responsabilidad. Porque la educación integral en sexualidad desde la infancia favorece la adquisición gradual de la información y de los conocimientos necesarios para vivir una plena y saludable y reducir el riesgo en materia de salud sexual y reproductiva.
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