La importancia de una educación inicial
Una oportuna atención en la
primera infancia es garantía para el buen desarrollo de un ser humano; el éxito
de un niño en la escuela dependerá de las experiencias en sus primeros años de
vida. Antes de un niño o una niña llegar a la escuela, desde el vientre materno
o desde el entorno familiar, pudieran existir factores y condicionantes que
incidan en su desarrollo posterior.
Diferentes investigaciones han
demostrado que a los tres (3) años edad el 90% del cerebro se ha desarrollado,
durante este período las niñas y los niños aprenden más rápido, especialmente
cuando reciben amor, afecto, atención y alimentación.
Se espera que la organización estructural de
los patrones neuronales se vaya desarrollando a partir de experiencias y estímulos,
asociados a los sentimientos y las emociones que el entorno le provee,
situaciones que determinan el proceso de maduración, la manera de pensar,
sentir y comportarnos.
Entre las conclusiones del
estudio Carnegie (1994), citado por Eming Young, responsable de Salud y
Desarrollo Infantil en el Banco Mundial, en su libro «Desarrollo de la primera
infancia: Invertir en el porvenir», señalamos dos aspectos importantes:
• El cerebro del niño se
desenvuelve más rápidamente de lo que nos imaginamos antes de un año. Aunque
las células nerviosas están prácticamente completas después del nacimiento, el
cerebro continúa su proceso de maduración.
• El desarrollo cerebral es más
vulnerable a los factores externos de lo que suponíamos. Las carencias
nutritivas antes del nacimiento y durante los primeros años de la vida pueden
tener graves consecuencias sobre el desarrollo cerebral y acarrear desórdenes
neurológicos, dificultades de aprendizaje y retardo mental.
Podemos afirmar que los
beneficios de la Educación Inicial son la base para un buen desarrollo humano,
tomando en cuenta que:
• Potencia el desarrollo
integral de los niños y niñas,
• Favorece la asistencia y
permanencia escolar,
• Mejora el desempeño escolar y
a largo plazo se traduce en ciudadanos con mejores trabajos,
• Mayores ingresos,
• Más salud y mejor calidad de
vida,
• Mayor productividad laboral.
• Disminución en gastos
sociales destinados a asistir problemas de adolescentes y adultos ligados a
trastorno de salud y a conductas antisociales, como es el caso de violencia,
abusos y uso de sustancias toxicas (Heckman, James)3
Asimismo algunos autores
afirman que la educación temprana será tal vez el único componente que tendrá
implicaciones en romper los patrones de desigualdad y pobreza, al dotar a
los/as niños/as, desde su primera infancia, de los conectores que estimulan su
inteligencia.
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