El
término “estilo de aprendizaje” se refiere al hecho de que cuando queremos
aprender algo cada uno de nosotros utiliza su propio método o conjunto de
estrategias. Aunque las estrategias concretas que utilizamos varían según lo
que queramos aprender, cada uno de nosotros tiende a desarrollar unas
preferencias globales. Esas preferencias o tendencias a utilizar más unas
determinadas maneras de aprender que otras constituyen nuestro estilo de
aprendizaje.
Que
no todos aprendemos igual, ni a la misma velocidad no es ninguna novedad. En
cualquier grupo en el que más de dos personas empiecen a estudiar una materia
todos juntos y partiendo del mismo nivel, nos encontraremos al cabo de muy poco
tiempo con grandes diferencias en los conocimientos de cada miembro del grupo y
eso a pesar del hecho de que aparentemente todos han recibido las mismas
explicaciones y hecho las mismas actividades y ejercicios. Cada miembro del
grupo aprenderá de manera distinta, tendrá dudas distintas y avanzará más en
unas áreas que en otras.
Esas
diferencias en el aprendizaje son el resultado de muchos factores, como por
ejemplo la motivación, el bagaje cultural previo y la edad. Pero esos factores
no explican porqué con frecuencia nos encontramos con alumnos con la misma
motivación y de la misma edad y bagaje cultural que, sin embargo, aprenden de
distinta manera, de tal forma que, mientras a uno se le da muy bien redactar,
al otro le resultan mucho más fácil los ejercicios de gramática. Esas
diferencias sí podrían deberse, sin embargo, a su distinta manera de aprender.
Tanto
desde el punto de vista del alumno como del punto de vista del profesor el
concepto de los estilos de aprendizaje resulta especialmente atrayente porque
nos ofrece grandes posibilidades de actuación para conseguir un aprendizaje más
efectivo.
El
concepto de los estilos de aprendizaje está directamente relacionado con la
concepción del aprendizaje como un proceso activo. Si consideramos que el
aprendizaje equivale a recibir información de manera pasiva lo que el alumno
haga o piense no es muy importante, pero si entendemos el aprendizaje como la
elaboración por parte del receptor de la información recibida parece bastante
evidente que cada uno de nosotros elaborará y relacionará los datos recibidos
en función de sus propias características.
Los
distintos modelos y teorías existentes sobre estilos de aprendizaje lo que nos
ofrecen es un marco conceptual que nos ayude a entender los comportamientos que
observamos a diario en el aula, como se relacionan esos comportamientos con la
forma en que están aprendiendo nuestros alumnos y el tipo de actuaciones que
pueden resultar más eficaces en un momento dado.
Pero
la realidad siempre es mucho más compleja que cualquier teoría. La forma en que
elaboremos la información y la aprendamos variará en función del contexto, es
decir, de lo que estemos tratando de aprender, de tal forma que nuestra manera
de aprender puede variar significativamente de una materia a otra. Por lo tanto
es importante no utilizar los estilos de aprendizaje como una herramienta para
clasificar a los alumnos en categorías cerradas. Nuestra manera de aprender
evoluciona y cambia constantemente, como nosotros mismos.
LAS DISTINTAS TEORÍAS Y CÓMO SE
RELACIONAN ENTRE SÍ
En
las últimas décadas se han elaborado todo tipo de teorías y modelos para
explicar las diferencias en la forma de aprender. Pero, de todas esas teorías y
modelos ¿cuál es la buena?
La
respuesta es que todas y ninguna. La palabra "aprendizaje" es un
término muy amplio que abarca fases distintas de un mismo y complejo proceso.
Cada uno de los modelos y teorías existentes enfoca el aprendizaje desde un
ángulo distinto. Cuando se contempla la totalidad del proceso de aprendizaje se
percibe que esas teorías y modelos aparentemente contradictorios entre sí no lo
son tanto e incluso que se complementan.
Como
profesores y dependiendo de en qué parte del proceso de aprendizaje centremos
nuestra atención, unas veces nos interesará utilizar un modelo y otras veces
otro.
Una
posible manera de entender las distintas teorías es el siguiente modelo en tres
pasos:
·
El aprendizaje
parte siempre de la recepción de algún tipo de información. De toda la
información que recibimos seleccionamos una parte. Cuando analizamos cómo seleccionamos
la información podemos distinguir entre alumnos visuales,
auditivos y kinestésicos.
·
La información
que seleccionamos la tenemos que organizar y relacionar. El modelo de los
hemisferios cerebrales nos da información sobre las distintas maneras que
tenemos de organizar la
información que recibimos.
·
Una vez
organizada esa información la utilizamos de una manera o de otra. La rueda del
aprendizaje de Kolb distingue entre alumnos activos, teóricos, reflexivos y pragmáticos.
Naturalmente, esta separación en fases es ficticia,
en la práctica esos tres procesos se confunden entre sí y están estrechamente
relacionados. El hecho de que tendamos a seleccionar la información visual, por
ejemplo, afecta a nuestra manera de organizar esa información. No podemos, por
tanto, entender el estilo de aprendizaje de alguien si no le prestamos atención
a todos los aspectos. Además de las teorías relacionadas con la manera que
tenemos de seleccionar, organizar y trabajar con la información hay modelos que
clasifican los estilos de aprendizaje en función de otros factores, como por
ejemplo, el comportamiento social.
ESTILOS DE APRENDIZAJE
CÓMO
SELECCIONAMOS Y REPRESENTAMOS LA
INFORMACIÓN
En nuestro estilo de aprendizaje influyen muchos
factores distintos pero uno de los más influyentes es el relacionado con la
forma en que seleccionamos y representamos la información.
Todos nosotros estamos recibiendo a cada momento y
a través de nuestros sentidos una ingente cantidad de información procedente
del mundo que nos rodea. Nuestro cerebro selecciona parte de esa información e
ignora el resto. Si, por ejemplo, después de una excursión le pedimos a un
grupo de turistas que nos describan alguno de los lugares que visitaron probablemente
cada uno de ellos nos hablará de cosas distintas, porque cada uno de ellos se
habrá fijado en cosas distintas. No recordamos todo lo que pasa, sino parte de
lo que pasa a nuestro alrededor.
Seleccionamos la información a la que le prestamos
atención en función de su interés, naturalmente. Nos es más fácil recordar el
día de nuestra boda que un día cualquiera. Pero también influye el cómo
recibimos la información.
Algunos de nosotros tendemos a fijarnos más en la
información que recibimos visualmente, otros en la información que reciben
auditivamente y otros en la que reciben a través de los demás sentidos.
Por ejemplo, cuando le presentan a alguien, ¿qué
le es más fácil recordar después, la cara, el nombre, o la impresión que esa
persona le produjo? Las personas que se fijan más en lo que ven
recuerdan las caras, pero a veces tienden a olvidarse de los nombres, por el
contrario las personas que se fijan en lo que oyen suelen aprenderse antes
los nombres que las caras.
|
El que nos fijemos más en un tipo de información
que en otra parece estar directamente relacionado con la forma en la que
recordamos después esa información.
Aunque las investigaciones sobre la memoria no han
hecho más que empezar, parece bastante claro que nuestro cerebro no es un
archivador donde guardar las fotos o grabaciones que hacemos de lo que nos
rodea. Cuando recordamos algo no recuperamos una grabación almacenada en un
fichero, sino que, partiendo de datos muy diversos creamos una representación
de lo que queremos recordar.
Tómese un momento para traer a su memoria a
alguna conversación reciente. Procure recordarla de la manera más completa
posible, las caras y aspecto de las personas implicadas, las palabras que se
dijeron, el tono de voz, los ruidos de fondo, los gestos y la manera de
moverse, las sensaciones que sintió. Añada cuantos más detalles mejor a su
recuerdo. ¿Qué le fue más fácil recordar? ¿qué es lo primero que le vino a la
mente? ¿qué es lo que no pudo recordar?
|
Cuando le prestamos más atención a la información
que recibimos visualmente nos resulta más fácil reconstruir en nuestra mente la
información visual. O dicho de otro modo, nos es más fácil representar
visualmente lo que sabemos.
Tenemos tres grandes sistemas para representar
mentalmente la información, el sistema de
representación visual, el auditivo y el kinestésico.
Utilizamos el sistema de representación visual siempre que recordamos imágenes
abstractas (como letras y números) y cosas concretas. El sistema de
representación auditivo es el que nos permite oír en nuestra mente voces,
sonidos, música. Cuando recordamos una melodía o una conversación, o cuando
reconocemos la voz de la persona que nos habla por teléfono estamos utilizando
el sistema de representación auditivo. Por último, cuando recordamos el sabor
de nuestra comida favorita, o lo que sentimos al escuchar una canción estamos
utilizando el sistema de representación kinestésico.
La mayoría de nosotros utilizamos los sistemas de
representación de forma desigual, potenciando unos e infra-utilizando otros.
El que utilicemos más un sistema de representación
es importante por dos motivos:
·
Primero,
porque los sistemas de representación se desarrollan más cuanto más los
utilicemos.
·
Segundo,
porque los sistemas de representación no son neutros. Cada uno tiene sus propias
características
Los sistemas de representación se desarrollan
cuando los utilizamos. La persona
acostumbrada a seleccionar un tipo de información absorberá con mayor facilidad
la información de ese tipo o, planteándolo al revés, la persona acostumbrada a
IGNORAR la información que recibe por un canal determinado no aprenderá la
información que reciba por ese canal, no porque no le interese, sino porque no
está acostumbrada a prestarle atención a esa fuente de información. Utilizar
más un sistema implica que hay sistemas que utilizo menos y, por lo tanto, que
distintos sistemas de representación tendrán distinto grado de desarrollo.
Aplicado al aula, eso quiere decir que después de
recibir la misma explicación no todos los alumnos recordarán lo mismo. A
algunos alumnos les será más fácil recordar las explicaciones que se
escribieron en la pizarra, mientras que a otros podrían recordar mejor las
palabras del profesor y, en un tercer grupo, tendríamos alumnos que recordarían
mejor la impresión que esa clase les causó.
Cuando a un grupo de alumnos acostumbrados a fijarse
en lo que ven les damos las instrucciones oralmente (por ejemplo, realiza el
ejercicio 2 de la lección 4) lo más probable es que tengamos que repetirles
la información varias veces, porque no la oirán. Si con ese mismo grupo de
alumnos escribimos las instrucciones en la pizarra nos evitaremos gran cantidad
de repeticiones.
Los sistemas de representación no son neutros. No es lo mismo recordar imágenes que sonidos.
Cada sistema de representación tiene sus propias características y reglas de
funcionamiento. Los sistemas de representación no son buenos o malos, pero si
más o menos eficaces para realizar determinados procesos mentales. Si estoy
eligiendo la ropa que me voy a poner puede ser una buena táctica crear una
imagen de las distintas prendas de ropa y 'ver' mentalmente como combinan entre
sí. Fijarme en el aspecto no es tan buena estrategia si lo que estoy haciendo
es elegir la comida en un restaurante.
Cada sistema tiene sus propias características y es
más eficaz en unos terrenos que en otros. Por lo tanto el comportamiento de
mis alumnos en el aula cambiará según favorezcan unos sistemas
de representación u otros, es decir, según sean más visuales,
auditivos o kinestésicos.
Como profesores y para potenciar el aprendizaje de
nuestros alumnos nos interesará organizar el trabajo del
aula teniendo en cuenta la manera de aprender de todos nuestros
alumnos.
ESTILOS DE APRENDIZAJE
CÓMO ORGANIZAMOS LA INFORMACIÓN
Recibimos información a través de
nuestros sentidos, seleccionamos parte de esa información y cuando la
recuperamos utilizamos los tres grandes sistemas de representación, visual,
auditivo y kinestésico.
La información que seleccionamos
la tenemos que organizar. Aprender no consiste en almacenar datos aislados. El
cerebro humano se caracteriza por su capacidad de relacionar y asociar la mucha
información que recibe continuamente y buscar pautas y crear esquemas que nos
permitan entender el mundo que nos rodea. Recordamos la última manzana que
comimos y recuperamos a la vez la imagen de la manzana, el sabor y la sensación
de morderla. Unimos recuerdos muy distintos (las manzanas se pudren si no nos
las comemos, el frutero no se estropea) y generalizamos y abstraemos conceptos
más generales (la fruta se estropea, el barro no).
Todos nosotros organizamos la
información que recibimos, pero no todos seguimos el mismo procedimiento. Una
vez más tenemos distintas preferencias y estilos a la hora de organizar lo que
sabemos. La manera en que organicemos esa información también afecta a nuestro
estilo de aprendizaje. Dos alumnos predominantemente visuales pueden aprender
de manera muy distinta y tener resultados muy distintos en el colegio
dependiendo de cómo organicen esa información visual.
Hay distintos modelos que se
ocupan de la manera de organizar la información. Entre ellos, la teoría de los
hemisferios cerebrales.
El cerebro humano se divide en dos
hemisferios, cada uno con cuatro lóbulos, conectados entre sí por el corpus
callosum. Cada hemisferio procesa la información que recibe de distinta manera
o, dicho de otro modo, hay distintas formas de
pensamiento asociadas con cada hemisferio.
El hemisferio lógico, normalmente el izquierdo,
procesa la información de manera secuencial y lineal. El hemisferio lógico
forma la imagen del todo a partir de las partes y es el que se ocupa de
analizar los detalles. El hemisferio lógico piensa en palabras y en números.
El hemisferio holístico, normalmente el derecho, procesa la información de manera
global, partiendo del todo para entender las distintas partes que componen ese
todo. El hemisferio holístico es intuitivo en vez de lógico, piensa en imágenes
y sentimientos.
Aunque no siempre el hemisferio
lógico se corresponde con el hemisferio izquierdo ni el holístico con el
derecho en un principio se pensó que así era, por lo que con frecuencia se
habla de alumnos hemisferio izquierdo (o alumnos analíticos) y alumnos
hemisferio derecho (o alumnos relajados o globales).
Naturalmente, para poder aprender
bien necesitamos usar los dos hemisferios, pero la mayoría de nosotros tendemos
a usar uno más que el otro, preferimos pensar de una manera o de otra. El que
tendamos a usar más una manera de pensar que otro determina nuestras
habilidades cognitivas ya que cada manera de pensar está asociado con distintas
habilidades.
HABILIDADES ASOCIADOS CON LOS HEMISFERIOS
Hemisferio Lógico
|
Hemisferio Holístico
|
Escritura
Símbolos Lenguaje Lectura Ortografía Oratoria Escucha Localización de hechos y detalles Asociaciones auditivas |
Relaciones espaciales
Formas y pautas Cálculos matemáticos Canto y música Sensibilidad al color Expresión artística Creatividad Visualización Emociones |
El
comportamiento en el aula de los alumnos variará en función
del modo de pensamiento que prefieran.
LOS ALUMNOS EN EL AULA
ALUMNO HEMISFERIO LÓGICO
|
ALUMNO HEMISFERIO HOLÍSTICO
|
Visualiza símbolos abstractos
(letras, números) y no tiene problemas para comprender conceptos abstractos.
Verbaliza sus ideas. Aprende de la parte al todo y absorbe rápidamente los detalles, hechos y reglas. Analiza la información paso a paso. Quiere entender los componentes uno por uno. Les gustan las cosas bien organizadas y no se pierden por las ramas. Se siente incómodo con las actividades abiertas y poco estructuradas. Le preocupa el resultado final. Le gusta comprobar los ejercicios y le parece importante no equivocarse. Lee el libro antes de ir a ver la película. |
Visualiza
imágenes de objetos concretos pero no símbolos abstractos como letras o
números.
Piensa en imágenes, sonidos, sensaciones, pero no verbaliza esos pensamientos. Aprende del todo a la parte. Para entender las partes necesita partir de la imagen global. No analiza la información, la sintetiza. Es relacional, no le preocupan las partes en sí, sino saber como encajan y se relacionan unas partes con otras. Aprende mejor con actividades abiertas y poco estructuradas. Les preocupa más el proceso que el resultado final. No le gusta comprobar los ejercicios, alcanzan el resultado final por intuición. Necesita imágenes, ve la película antes de leer el libro. |
Un hemisferio no es más importante
que el otro, un modo de pensamiento no es mejor que el otro, para poder
realizar cualquier tarea, por simple que parezca, necesitamos usar los dos
hemisferios. Cuanto más complicada sea la tarea más importante será utilizar
todos los modos de pensamiento y no uno sólo.
Sin embargo nuestra cultura y
nuestro sistema escolar no son neutros. Al igual que con los sistemas de
representación,
nuestro sistema escolar prima el hemisferio
lógico sobre el hemisferio
holístico.
Una vez, desde el punto de vista
del profesor lo que nos interesa es organizar el trabajo en
el aula de tal
forma que las
actividades potencien la utilización de ambos modos
de pensamiento.
ACTIVIDADES PARA LOS DOS HEMISFERIOS
Hemisferio Lógico
|
Hemisferio holístico
|
·
Hacer esquemas
|
|
·
Dar reglas
|
·
Dar ejemplos
|
·
Explicar paso a paso
|
·
Empezar por explicar la idea global
|
·
Leer los textos desde el principio
|
·
Empezar por leer el final del texto para saber a donde se va a
ir a parar
|
·
Escribir un texto a partir de fotos o dibujos
|
·
Convertir un texto en un comic
|
·
Organizar en apartados
|
·
Organizar por colores
|
·
Dar opiniones razonadas
|
·
Expresar emociones e impresiones
|
ACTIVIDADES PARA ACTIVAR LOS DOS
HEMISFERIOS
Trabajar
con música. Cantar. Escribir. Recitar poesía.
Ejercicios de Gimnasia cerebral.
Expresar ideas con movimientos.
Bailar.
Ejercicios de Gimnasia cerebral.
Expresar ideas con movimientos.
Bailar.
ESTILOS DE APRENDIZAJE
COMO TRABAJAMOS CON LA INFORMACIÓN
Todos nosotros recibimos una ingente cantidad
de información y de toda la información que recibimos seleccionamos una parte.
Cuando analizamos como
seleccionamos la información podemos distinguir entre alumnos visuales,
auditivos y kinestésicos.
Además, la información que seleccionamos la
tenemos que organizar y relacionar. Según como organicemos
la información que recibimos podemos distinguir entre alumnos hemisferio
derecho y alumnos hemisferio izquierdo
Pero además toda esa información la podemos
procesar de varias maneras. El modelo elaborado por Kolb parte de la base
de que para aprender algo necesitamos trabajar con la información que
recibimos.
Kolb dice que, por una parte, podemos partir:
·
de una
experiencia directa y concreta
·
o bien de
una experiencia abstracta, que es la que tenemos cuando leemos acerca de algo o
cuando alguien nos lo cuenta.
Las experiencias que tengamos, abstractas o
concretas, se transforman en conocimiento cuando las elaboramos de alguna de
estas dos formas:
·
reflexionando
y pensando sobre ellas
·
experimentando
de forma activa con la información recibida
Kolb añade que para que se produzca un
aprendizaje realmente efectivo es necesario trabajar esas cuatro categorías. O
lo que es lo mismo, según el modelo de Kolb un aprendizaje óptimo es el
resultado de trabajar la información en cuatro fases.
ACTUAR
|
|
REFLEXIONAR
|
EXPERIMENTAR
|
TEORIZAR
|
En la práctica lo que sucede es que la mayoría
de nosotros tendemos a especializarnos en una, como mucho dos, de esas cuatro
fases, por lo que podemos diferenciar entre cuatro tipos de alumnos,
dependiendo de la fase en la que prefieran trabajar.
ACTIVOS
|
REFLEXIVOS
|
PRAGMÁTICOS
|
TEÓRICOS
|
En función de la fase del aprendizaje en la que nos especialicemos el
mismo contenido nos resultará más fácil (o más difícil) de aprender dependiendo
de como nos lo presenten y de como lo trabajemos en el aula.
Una vez más nuestro sistema educativo no es neutro. Si pensamos en las
cuatro fases de la rueda de Kolb es muy evidente que la de conceptualización es
la fase más valorada, sobre todo en los niveles de educación secundaria y
superior. O, lo que es lo mismo, nuestro sistema escolar favorece a los alumnos
teóricos por encima de todos los demás. Aunque en algunas asignaturas los
alumnos pragmáticos pueden aprovechar sus capacidades los reflexivos a menudo
se encuentran con que el ritmo que se impone a las actividades es tal que no
les deja tiempo para rumiar las ideas como ellos necesitan. Peor aun lo tienen
los alumnos a los que les gusta aprender a partir de la experiencia.
En cualquier caso si, como dice Kolb, un aprendizaje óptimo requiere de
las cuatro fases lo que nos interesa es presentar nuestra materia de tal forma
que garanticemos actividades
que cubran todas las fases de la rueda de Kolb. Con eso por una parte
facilitaremos el aprendizaje de todos los alumnos, cualesquiera que sea su
estilo preferido y, además, les ayudaremos a potenciar las fases con los que se
encuentran menos cómodos.
ACTIVIDADES
PARA LAS CUATRO FASES
ACTUAR
Todas las
actividades que permitan la participación activa del alumno trabajan esta
fase.
Algunos ejemplos
son las actividades de laboratorio y el trabajo de campo. En
general el trabajo en proyectos y todas las actividades que supongan
conseguir algo concreto, como esta.
También el trabajo en equipo, las tareas poco estructuradas en las
que los alumnos puedan explorar distintas posibilidades
|
REFLEXIONAR
Esta fase
necesita de actividades que permitan a los alumnos pensar sobre lo que están
haciendo.
Por ejemplo,
diarios de clase, cuestionarios
de auto-evaluación, registros de actividades y la búsqueda de
información.
Para cubrir esta fase en el aula necesitamos crear
oportunidades (por ejemplo, actividades en grupos pequeños) que
les permitan comentar con sus compañeros lo que están haciendo, para que
hablen y se expliquen unos alumnos a otros.
|
EXPERIMENTAR
En esta fase se
parte de la teoría para ponerla en práctica.
Las simulaciones,
el estudio de casos prácticos y diseñar nuevos experimentos y tareas
son actividades adecuadas para esta fase. También las actividades que les
permiten aplicar la teoría y relacionarla con su vida diaria, como esta.
|
TEORIZAR
Esta fase
requiere actividades bien estructuradas que le ayuden a los alumnos a pasar
del ejemplo concreto al concepto teórico.
Un ejemplo son las
actividades en las que tienen que deducir reglas o modelos
conceptuales, analizar datos o información, diseñar actividades o
experimentos o pensar en las implicaciones de la información recibida.
|
LOS
ESTILOS DE APRENDIZAJE
¿QUÉ SON LOS ESTILOS DE APRENDIZAJE?
El término “estilo
de aprendizaje” se refiere al hecho de que cuando queremos aprender algo cada uno de nosotros utiliza su propio
método o conjunto de estrategias. Aunque las estrategias concretas que
utilizamos varían según lo que queramos aprender, cada uno de nosotros tiende a
desarrollar unas preferencias globales. Esas preferencias o tendencias a
utilizar más unas determinadas maneras de aprender que otras constituyen
nuestro estilo de aprendizaje.
Que no todos aprendemos igual, ni a la misma velocidad
no es ninguna novedad. En cualquier grupo en el que más de dos personas
empiecen a estudiar una materia todos juntos y partiendo del mismo nivel, nos
encontraremos al cabo de muy poco tiempo con grandes diferencias en los
conocimientos de cada miembro del grupo y eso a pesar del hecho de que
aparentemente todos han recibido las mismas explicaciones y hecho las mismas
actividades y ejercicios. Cada miembro del grupo aprenderá de manera distinta,
tendrá dudas distintas y avanzará más en unas áreas que en otras.
Las
diferencias en el aprendizaje son el resultado de muchos factores, como por ejemplo la motivación, el bagaje
cultural previo y la edad. Pero
esos factores no explican porqué con frecuencia nos encontramos con alumnos con
la misma motivación y de la misma edad y bagaje cultural que, sin embargo,
aprenden de distinta manera, de tal forma que, mientras a uno se le da muy bien
redactar, al otro le resultan mucho más fácil los ejercicios de gramática. Esas
diferencias sí podrían deberse, sin embargo, a su distinta manera de aprender.
El concepto de los estilos de aprendizaje está
directamente relacionado con la concepción
del aprendizaje como un proceso activo. Si entendemos el aprendizaje como
la elaboración, por parte del receptor, de la información recibida, parece
bastante evidente que cada uno de nosotros elaborará y relacionará los datos
recibidos en función de sus propias características.
Los distintos modelos y teorías existentes sobre
estilos de aprendizaje lo que nos ofrecen es un marco conceptual que nos ayuda
a entender los comportamientos que observamos a diario en el aula, cómo se
relacionan esos comportamientos con la forma en que están aprendiendo nuestros
alumnos y el tipo de actuaciones que pueden resultar más eficaces en un momento
dado.
Pero la realidad siempre es mucho más compleja que
cualquier teoría. La forma en que
elaboremos la información y la aprendamos variará en función del contexto,
es decir, de lo que estemos tratando de aprender, de tal forma que nuestra
manera de aprender puede variar significativamente de una materia a otra. Por
lo tanto es importante no utilizar los estilos de aprendizaje como una
herramienta para clasificar a los alumnos en categorías cerradas. Nuestra
manera de aprender evoluciona y cambia constantemente, como nosotros mismos.
LAS DISTINTAS TEORIAS Y CÓMO SE RELACIONAN ENTRE SÍ
En las últimas décadas se han elaborado todo tipo de
teorías y modelos para explicar las diferencias en la forma de aprender. Pero,
de todas esas teorías y modelos ¿cuál es la buena?
La respuesta es que todas y ninguna. La palabra
"aprendizaje" es un término muy amplio que abarca fases distintas de
un mismo y complejo proceso. Cada uno de los modelos y teorías existentes
enfoca el aprendizaje desde un ángulo distinto. Cuando se contempla la
totalidad del proceso de aprendizaje se percibe que esas teorías y modelos
aparentemente contradictorios entre sí no lo son tanto e incluso que se
complementan.
Como docentes y dependiendo de en qué parte del
proceso de aprendizaje centremos nuestra atención, unas veces nos interesará
utilizar un modelo y otras veces otro.
Una posible manera de entender las distintas teorías es el siguiente
modelo en tres pasos:
·
El
aprendizaje parte siempre de la recepción de algún tipo de información. De toda
la información que recibimos seleccionamos una parte. Cuando analizamos cómo
seleccionamos la información podemos distinguir entre alumnos visuales, auditivos y kinestésicos.
·
La
información que seleccionamos la tenemos que organizar y relacionar. El modelo de los hemisferios cerebrales
nos da información sobre las distintas maneras que tenemos de organizar la
información que recibimos.
·
Una vez
organizada esa información la utilizamos de una manera o de otra. La rueda del aprendizaje de Kolb
distingue entre alumnos activos,
teóricos, reflexivos y pragmáticos.
Naturalmente, esta separación en fases es ficticia, en
la práctica esos tres procesos se confunden entre sí y están estrechamente
relacionados. El hecho de que tendamos a seleccionar la información visual, por
ejemplo, afecta a nuestra manera de organizar esa información. No podemos, por
tanto, entender el estilo de aprendizaje de alguien si no le prestamos atención
a todos los aspectos. Además de las teorías relacionadas con la manera que
tenemos de seleccionar, organizar y trabajar con la información hay modelos que
clasifican los estilos de aprendizaje en función de otros factores, por
ejemplo:
Una de las teorías más apasionantes y mejor fundamentadas
de las aparecidas en los últimos años es la teoría de las inteligencias
múltiples de Howard Gardner. Gardner define la inteligencia como el conjunto de capacidades que nos permite resolver
problemas o fabricar productos valiosos en nuestra cultura.
Gardner define 8 grandes tipos de capacidades o
inteligencias, según el contexto de producción. Todos desarrollamos las ocho
inteligencias, pero cada una de ellas en distinto grado. Los valores, opiniones
y actitudes del individuo, sus gustos y su ambiente, podrían llevarle a un
campo u a otro.
1. Inteligencia Musical es la capacidad de
percibir, discriminar, transformar y expresar las formas musicales. Incluye la
sensibilidad al ritmo, al tono y al timbre. Está presente en compositores,
directores de orquesta, críticos musicales, músicos y oyentes sensibles, entre
otros.
2. Inteligencia
Corporal- cinestésica es la capacidad para usar todo el cuerpo en
la expresión de ideas y sentimientos, y la facilidad en el uso de las manos
para transformar elementos. Incluye habilidades de coordinación, destreza,
equilibrio, flexibilidad, fuerza y velocidad, como así también la capacidad kinestésica
y la percepción de medidas y volúmenes. Se manifiesta en atletas, bailarines,
cirujanos y artesanos, entre otros.
3. Inteligencia Lingüística es la
capacidad de usar las palabras de manera
efectiva, en forma oral o escrita. Incluye la habilidad en el uso de la
sintaxis, la fonética, la semántica y los usos pragmáticos del lenguaje. Alto
nivel de esta inteligencia se ve en escritores, poetas, periodistas y oradores,
entre otros.
4. Inteligencia Lógico-matemática es la
capacidad para usar los números de manera efectiva y de razonar adecuadamente.
Incluye la sensibilidad a los esquemas y relaciones lógicas, las afirmaciones y
las proposiciones, las funciones y otras abstracciones relacionadas. Alto nivel
de esta inteligencia se ve en científicos, matemáticos, contadores, ingenieros
y analistas de sistemas, entre otros.
5. Inteligencia Espacial es la capacidad de pensar en
tres dimensiones. Permite percibir imágenes externas e internas, recrearlas,
transformarlas o modificarlas, recorrer el espacio o hacer que los objetos lo
recorran y producir o decodificar información gráfica. Presente en pilotos,
marinos, escultores, pintores y arquitectos, entre otros.
6. Inteligencia Interpersonal es la capacidad
de entender a los demás e interactuar eficazmente con ellos. Incluye la
sensibilidad a expresiones faciales, la voz, los gestos y posturas y la
habilidad para responder. Presente en actores, políticos, buenos vendedores y
docentes exitosos, entre otros.
7.
Inteligencia Intrapersonal es la capacidad de construir
una percepción precisa respecto de sí mismo y de organizar y dirigir su propia
vida. Incluye la autodisciplina, la autocomprensión y la autoestima. Se
encuentra muy desarrollada en teólogos, filósofos y psicólogos, entre otros.
(Nota: Daniel Goleman agrupa la inteligencia interpersonal y la
intrapersonal bajo el nombre de inteligencia emocional. La inteligencia
emocional es nuestra capacidad de comprender nuestras emociones y las de los
demás. Esta determina, por ejemplo, nuestra capacidad de resistencia a la
frustración, a la confusión, o nuestra manera de reaccionar ante la adversidad.
Nuestra capacidad de aprendizaje está, por tanto íntimamente ligada a nuestra
inteligencia emocional.)
8. Inteligencia Naturalista es la capacidad de
distinguir, clasificar y utilizar elementos del medio ambiente, objetos,
animales o plantas. Tanto del ambiente urbano como suburbano o rural. Incluye
las habilidades de observación, experimentación, reflexión y cuestionamiento de
nuestro entorno. La poseen en alto nivel la gente de campo, botánicos,
cazadores, ecologistas y paisajistas, entre otros.
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