Paciencia y
dedicación son las claves para construir una relación de confianza y respeto
entre el maestro y sus discípulos.
La adolescencia es
una etapa difícil, llena de cambios y descubrimientos y tanto los padres como
los maestros son una columna importante en el crecimiento y desarrollo de los jóvenes.
Es por esto, que se debe de tener en cuenta ciertos factores importantes al
momento de impartir la enseñanza, de manera que el docente no sea considerado
un enemigo a vencer, sino una figura de consejo y experiencia.
Establecerse como una figura de
autoridad
El adolescente empieza a desarrollar una actitud de rebeldía, tanto con
sus padres como con sus profesores, por eso es importante siempre hacerle saber
que dentro del salón de clases, el docente es la autoridad pero
sin llegar a crear enemistad.
Conviene recordar que el maestro es un apoyo no un látigo, por lo tanto
es recomendable tener una relación cordial que invite al alumno a abrirse y no exista
un ambiente de tensión en el aula.
Castigos y regaños, no es nada personal
El regaño o castigo siempre
es tema delicado, generalmente es bueno corregirlos con firmeza sobre todo si
ha sido una situación reiterativa, sin embargo, en numerosas ocasiones el
adolescente tiende a interpretar estas llamadas de atención como algo personal.
La típica frase de "La trae contra mí" o "Nada más a mí me regaña" son muy utilizadas y
sugieren cierta subjetividad por parte del docente, para evitar este tipo de
juicios es recomendable darle seguimiento al alumno, no crear enemistad,
felicitarlo por alguna otra actividad que haya realizado exitosamente o incluso
hacerlo parte de la clase del día pero suavizando el tono con el que se le
dirige. Esto demostrará al estudiante que el regaño no fue personal, sino
simplemente parte del rol de ambos pero eso no exige una ruptura entre el
maestro y alumno.
Cuando el alumno es regañado, en
ocasiones, se siente avergonzado y considera que el profesor lo considera en
una escala inferior. Ser atento y cordial, incluso después del castigo siempre
será un alivio para el joven, quien lo interpretará como limar asperezas pero
le habrá quedado claro el error en el que incurrió.
Mantener el interés
Muchas veces el estudiante crea tensión
en el aula porque no le toma interés a la clase,
por lo tanto es indispensable mantener motivado al alumno, de esta forma no
llegará predispuesto al salón de clase. Los estudiantes pasan horas en el
escritorio en diferentes materias, por lo que se recomienda crear momentos de
relajación, reflexión o dinámicas que permitan al alumno distraerse un
poco para luego volver a enfocarse.
En función de la materia que se esté
impartiendo, siempre es bueno mantenerlos trabajando en equipo, crear
competencias de trabajo, armar rompecabezas, juegos de adivinanzas, adaptar
juegos de mesa a la materia en cuestión u otros recursos y
darles recompensas académicas. El tratar de mantenerlos activos y no siempre
escribiendo es una forma de distraerlos pero al mismo tiempo enfocarlos en el
tema a tratar, el reacomodo de los pupitres o que participen en el frente es
una opción.
Maestro, ejemplo de preparación y
presencia
El adolescente siempre está atento a su
alrededor, ya sea en busca de un modelo a seguir o de algún defecto en los
demás del que se pueda formar; para evitar esto, la presentación del profesor
debe ser excelente y pulcra, sin extravagancias que puedan dar pie a la burla.
El empeño en el aspecto físico inspira respeto y admiración por parte del
alumno.
No obstante, el respeto ganado por el aspecto
físico desaparecerá fácilmente si no se está preparado para la clase, el
respeto de los jóvenes no es sencillo, se gana a pulso y uno de los factores
primordiales es que se domine el tema del que se habla, tener seguridad en lo
que se dice y responder de forma honesta y confiable a todas las preguntas. Es
fácil perder todo tipo de autoridad y control de los estudiantes cuando se ha
quedado en evidencia delante de ellos.
Inspirar confianza y ayudar al alumno
Algunas materias o clases son medios para
que el alumno se abra, se sienta libre de expresar dudas o inquietudes, por lo
que es importante siempre estar dispuestos a resolver sus dudas o canalizarlos
con alguien que pueda ayudarlos, si no es una cuestión respecto a la materia
que se enseña, no hay que darle la espalda hay que orientarlos.
La función del maestro no
es sólo estrictamente académica, en ocasiones el joven no se siente confiado de
expresarse con sus padres y busca a los maestros, por lo que siempre es
importante estar preparado y conocer las diferentes estancias a las que se
puede acudir tanto dentro de la escuela como fuera de ella.
La empatía es el mejor instrumento
En el trato con el alumno tanto fuera
como dentro de clase siempre se recomienda que sea de una manera empática; las generaciones van cambiando y mucho de
lo que los maestros están acostumbrados ya no está actualizado, por lo que la
mejor opción es siempre ejemplificar con situaciones modernas con la que los
jóvenes se puedan identificar, incluso mostrar interés en su nuevo lenguaje,
esto les demostrará interés por su generación y no discriminación.
¿Cómo tratar al adolescente?
Los adolescentes tienen un amplio deseo
de reconocimiento, de consideración, de hacerse notar, con un poco de paciencia
y dedicación se puede crear un ambiente cordial en el salón de clase sin tener
que llegar al amiguismo o familiaridad extrema.
Para conseguir este objetivo nunca hay
que dejar de lado el sentido común, todos los maestros fueron jóvenes en alguna
ocasión y se sabe lo que agrada y lo que disgusta, lo que aburre o confunde,
tratar a los estudiantes como les gustaría que los trataran, no es un consejo
es una lección de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario