DIEZ CONDICIONES BÁSICAS PARA PREVENIR LA
VIOLENCIA DESDE LA ADOLESCENCIA
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1.
Adaptar la educación a los actuales cambios sociales
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1.- La
dificultad para comprender lo que sucede, 2. La ausencia de certezas
absolutas, 3. La necesidad de relacionarse en un contexto cada vez más
heterogéneo, 4. Eliminación de barreras en la comunicación, 5. Rechazo que ha existido en otras épocas
con instrumentos tecnológicos más sofisticados. De ahí la importancia de
redefinir los papeles de los actores educativos como son alumnos maestros y
padres de familia con el fin de reducir la violencia y dotar de armas
intelectuales a los alumnos para que sepan defenderse en los nuevos tiempos.
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2. Luchar contra la exclusión y desarrollar el
sentido del propio proyecto
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Los estudios que
han realizado entre la juventud
española reflejan la eficacia que los
procedimientos educativos participativos, como el aprendizaje cooperativo en
grupos heterogéneos (Díaz-Aguado, 2003), tienen para incrementar el
empowerment del alumnado, adaptando el estilo de enseñanza aprendizaje y el
modelo de la interacción educativa a
la diversidad y superando los obstáculos que de lo contrario conducen a la
discriminación y al comportamiento disruptivo.
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3. Superar el
currículum oculto e incrementar
la coherencia educativa
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Conviene explicitar claramente todos los aspectos del
currículum escolar, para favorecer así su comprensión por todos los alumnos,
y poder detectar y modificar cualquier característica que vaya en contra de
los objetivos educativos democráticos que explícitamente se pretenden conseguir,
extendiéndolos a todos los procesos de
enseñanza-aprendizaje,
a todas las actividades que tienen lugar en la escuela; porque a través de
todas ellas se transmiten (bien, regular o mal) las normas y los papeles que
los escolares ejercerán fueran de ella. Y para superar algunas de las
contradicciones más frecuentes que suelen detectarse, en este sentido,
conviene dar a los alumnos un papel más activo en su propio aprendizaje.
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4. Prevenir la
violencia reactiva y la violencia
Instrumental
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Para prevenir la
violencia reactiva y la violencia instrumental en cualquier contexto
educativo conviene:
1) Disminuir la
dificultad y la tensión, mejorando la calidad de la vida de todas las
personas que en dichos contextos se encuentran.
2) Establecer cauces
y procedimientos alternativos en el contexto educativo a través de los
cuales de forma normalizada puedan expresarse las tensiones y las
discrepancias y resolverse los conflictos sin recurrir a la violencia.
3) Desarrollar alternativas
en todos los individuos, habilidades con las que afrontar y expresar la
tensión y resolver los conflictos sin recurrir a la violencia.
4) Enseñar a
condenar la violencia. Para lo cual los adultos deben renunciar a
utilizarla entre ellos o con aquellos a los que se supone deben educar.
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5. Romper la
conspiración del silencio sobre la
violencia y construir
la tolerancia desde la
escuela
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Los resultados
obtenidos en las investigaciones más recientes permiten destacar, en este
sentido, tres
características
básicas de la
escuela tradicional
relacionadas con la incoherencia entre el currículum explícito y el oculto:
1) La cultura
y el comportamiento del grupo desiguales.
2) Falta de
respuesta y conspiración del silencio.
3)
El tratamiento inadecuado de la diversidad y las experiencias de exclusión y
humillación.
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6. Prevenir la
violencia a través de los
procedimientos de disciplina
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Para mejorar la
eficacia educativa de las medidas disciplinarias y la prevención de la
violencia, conviene tener en cuenta que:
1.
Uno de los objetivos de la disciplina es enseñar a respetar ciertos límites.
2.
La impunidad ante la violencia genera más violencia.
3.
La sanción debe contribuir a diferenciar entre agresores y víctimas,
superando distorsiones.
4.
La disciplina debe favorecer cambios cognitivos, emocionales y conductuales
en la dirección de los objetivos educativos y estimulando la capacidad de
adopción de perspectivas.
5.
El respeto a los límites mejora cuando se aprenden habilidades no violentas
de resolución de conflictos.
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7. Ayudar a romper con
la reproducción
intergeneracional del sexismo y la violencia
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Se han detectado,
sin embargo, una serie de características psicosociales, que deben promoverse
a través de la educación, para ayudar a romper esta trágica cadena:
1) El establecimiento
de vínculos sociales no violentos que ayuden a desarrollar esquemas y
expectativas sociales básicos alternativos a la violencia;
2) El rechazo a
toda forma de violencia, incluyendo en él la crítica a la que se vivió en la
infancia, reconociendo a otra(s) personas las emociones suscitadas;
3) El compromiso
de no reproducir la violencia;
4) La
adquisición de habilidades alternativas a la violencia que permitan afrontar
el estrés y resolver los conflictos sociales con eficacia.
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8. Enseñar a rechazar
la violencia e insertar
dicho rechazo en una
perspectiva más
amplia: el respeto a los derechos humanos
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Para modificar
las representaciones anteriormente mencionadas desde la educación, es
necesario:
1)
Orientar la intervención de forma que favorezca cambios cognitivos, afectivos
y de comportamiento;
con lo que se
favorece la incorporación del rechazo a la violencia en la propia identidad.
2) Enseñar a
detectar y a combatir los problemas que conducen a la intolerancia y a
la violencia, incluyendo su estudio como materia de enseñanza-aprendizaje,
de forma que se comprendan como problemas que nos afecta a todos y a todas y
adquiriendo al mismo tiempo las habilidades necesarias para no recurrir a la intolerancia
ni a la violencia ni ser su víctima.
3) Educar en
la empatía y el respeto a los derechos humanos, y haciendo especial hincapié
en el respeto hacia los demás.
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9. Utilizar los medios
de comunicación en la
prevención de la violencia
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Entre las
ventajas que los documentos audiovisuales adecuadamente seleccionados pueden
tener, en este sentido, cabe destacar que: favorecen un procesamiento más
profundo de la información; logran un mayor impacto emocional; son más
fáciles de compartir por el conjunto de la clase; y llegan incluso a los
alumnos con
dificultades
para atender a otros tipos de información, entre los que suelen encontrarse
los alumnos con mayor riesgo de violencia (que no suelen leer ni atender a
las explicaciones del profesor).
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10. Desarrollar la
democracia participativa e
incrementar la
colaboración entre la
escuela, la familia y el resto de la sociedad
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El desarrollo de
la democracia participativa exige poner en marcha nuevas y más estrechas
formas de colaboración entre la escuela y la familia, incrementando la
presencia, el poder y participación de los padres y las madres en la vida de
la escuela. Para lo cual es preciso establecer nuevos esquemas de
colaboración basados en el respeto mutuo (respecto al papel que cada agente educativo
desempeña), orientando la colaboración hacia la búsqueda conjunta de
soluciones para afrontar mejor un problema compartido: adaptar la
educación a las
exigencias de una sociedad en la que las dos principales instituciones
educativas, caracterizadas hasta ahora por su aislamiento, ya no están ni
pueden estar aisladas.
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domingo, 27 de enero de 2013
DIEZ CONDICIONES BASICAS PARA PREVENIR LA VIOLENCIA
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