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domingo, 27 de enero de 2013

DIEZ CONDICIONES BASICAS PARA PREVENIR LA VIOLENCIA


DIEZ CONDICIONES BÁSICAS PARA PREVENIR LA VIOLENCIA DESDE LA ADOLESCENCIA
1.     Adaptar la educación a los actuales cambios sociales
1.-  La dificultad para comprender lo que sucede, 2. La ausencia de certezas absolutas, 3. La necesidad de relacionarse en un contexto cada vez más heterogéneo, 4. Eliminación de barreras en la comunicación,             5. Rechazo que ha existido en otras épocas con instrumentos tecnológicos más sofisticados. De ahí la importancia de redefinir los papeles de los actores educativos como son alumnos maestros y padres de familia con el fin de reducir la violencia y dotar de armas intelectuales a los alumnos para que sepan defenderse en los nuevos tiempos.
2.  Luchar contra la exclusión y desarrollar el
sentido del propio proyecto
Los estudios que han  realizado entre la juventud española  reflejan la eficacia que los procedimientos educativos participativos, como el aprendizaje cooperativo en grupos heterogéneos (Díaz-Aguado, 2003), tienen para incrementar el empowerment del alumnado, adaptando el estilo de enseñanza aprendizaje y el modelo  de la interacción educativa a la diversidad y superando los obstáculos que de lo contrario conducen a la discriminación y al comportamiento disruptivo.
3. Superar el currículum oculto e incrementar
la coherencia educativa
Conviene  explicitar claramente todos los aspectos del currículum escolar, para favorecer así su comprensión por todos los alumnos, y poder detectar y modificar cualquier característica que vaya en contra de los objetivos educativos democráticos que explícitamente se pretenden conseguir, extendiéndolos a todos los procesos de
enseñanza-aprendizaje, a todas las actividades que tienen lugar en la escuela; porque a través de todas ellas se transmiten (bien, regular o mal) las normas y los papeles que los escolares ejercerán fueran de ella. Y para superar algunas de las contradicciones más frecuentes que suelen detectarse, en este sentido, conviene dar a los alumnos un papel más activo en su propio aprendizaje.
4. Prevenir la violencia reactiva y la violencia
Instrumental
Para prevenir la violencia reactiva y la violencia instrumental en cualquier contexto educativo conviene:
1) Disminuir la dificultad y la tensión, mejorando la calidad de la vida de todas las personas que en dichos contextos se encuentran.
2) Establecer cauces y procedimientos alternativos en el contexto educativo a través de los cuales de forma normalizada puedan expresarse las tensiones y las discrepancias y resolverse los conflictos sin recurrir a la violencia.
3) Desarrollar alternativas en todos los individuos, habilidades con las que afrontar y expresar la tensión y resolver los conflictos sin recurrir a la violencia.
4) Enseñar a condenar la violencia. Para lo cual los adultos deben renunciar a utilizarla entre ellos o con aquellos a los que se supone deben educar.
5. Romper la conspiración del silencio sobre la
violencia y construir la tolerancia desde la
escuela
Los resultados obtenidos en las investigaciones más recientes permiten destacar, en este sentido, tres
características básicas de la
escuela tradicional relacionadas con la incoherencia entre el currículum explícito y el oculto:
1) La cultura y el comportamiento del grupo desiguales.
2) Falta de respuesta y conspiración del silencio.
3) El tratamiento inadecuado de la diversidad y las experiencias de exclusión y humillación.
6. Prevenir la violencia a través de los
procedimientos de disciplina
Para mejorar la eficacia educativa de las medidas disciplinarias y la prevención de la violencia, conviene tener en cuenta que:
1. Uno de los objetivos de la disciplina es enseñar a respetar ciertos límites.
2. La impunidad ante la violencia genera más violencia.
3. La sanción debe contribuir a diferenciar entre agresores y víctimas, superando distorsiones.
4. La disciplina debe favorecer cambios cognitivos, emocionales y conductuales en la dirección de los objetivos educativos y estimulando la capacidad de adopción de perspectivas.
5. El respeto a los límites mejora cuando se aprenden habilidades no violentas de resolución de conflictos.
7. Ayudar a romper con la reproducción
intergeneracional del sexismo y la violencia
Se han detectado, sin embargo, una serie de características psicosociales, que deben promoverse a través de la educación, para ayudar a romper esta trágica cadena:
1) El establecimiento de vínculos sociales no violentos que ayuden a desarrollar esquemas y expectativas sociales básicos alternativos a la violencia;
2) El rechazo a toda forma de violencia, incluyendo en él la crítica a la que se vivió en la infancia, reconociendo a otra(s) personas las emociones suscitadas;
3) El compromiso de no reproducir la violencia;
4) La adquisición de habilidades alternativas a la violencia que permitan afrontar el estrés y resolver los conflictos sociales con eficacia.
8. Enseñar a rechazar la violencia e insertar
dicho rechazo en una perspectiva más
amplia: el respeto a los derechos humanos
Para modificar las representaciones anteriormente mencionadas desde la educación, es necesario:
1) Orientar la intervención de forma que favorezca cambios cognitivos, afectivos y de comportamiento;
con lo que se favorece la incorporación del rechazo a la violencia en la propia identidad.
2) Enseñar a detectar y a combatir los problemas que conducen a la intolerancia y a la violencia, incluyendo su estudio como materia de enseñanza-aprendizaje, de forma que se comprendan como problemas que nos afecta a todos y a todas y adquiriendo al mismo tiempo las habilidades necesarias para no recurrir a la intolerancia ni a la violencia ni ser su víctima.
3) Educar en la empatía y el respeto a los derechos humanos, y haciendo especial hincapié en el respeto hacia los demás.
9. Utilizar los medios de comunicación en la
prevención de la violencia
Entre las ventajas que los documentos audiovisuales adecuadamente seleccionados pueden tener, en este sentido, cabe destacar que: favorecen un procesamiento más profundo de la información; logran un mayor impacto emocional; son más fáciles de compartir por el conjunto de la clase; y llegan incluso a los alumnos con
dificultades para atender a otros tipos de información, entre los que suelen encontrarse los alumnos con mayor riesgo de violencia (que no suelen leer ni atender a las explicaciones del profesor).
10. Desarrollar la democracia participativa e
incrementar la colaboración entre la
escuela, la familia y el resto de la sociedad
El desarrollo de la democracia participativa exige poner en marcha nuevas y más estrechas formas de colaboración entre la escuela y la familia, incrementando la presencia, el poder y participación de los padres y las madres en la vida de la escuela. Para lo cual es preciso establecer nuevos esquemas de colaboración basados en el respeto mutuo (respecto al papel que cada agente educativo desempeña), orientando la colaboración hacia la búsqueda conjunta de soluciones para afrontar mejor un problema compartido: adaptar la
educación a las exigencias de una sociedad en la que las dos principales instituciones educativas, caracterizadas hasta ahora por su aislamiento, ya no están ni pueden estar aisladas.

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