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jueves, 7 de marzo de 2013

LA FAMILIA

La familia es una institución que tiene sus propias funciones sociales. Así como la escuela tiene (entre otras) las funciones de transmitir a los niños el conocimiento que las sociedades han acumulado, enseñarles los valores y las normas grupales y ofrecerles un espacio para la convivencia de par a par (de niño a niño); así como las Cámaras de Diputados y Senadores tienen, entre otras, las funciones de hacer y revisar las leyes del país; así la familia, como institución, tiene sus propias funciones.
El hogar es el espacio en el que las personas desarrollamos relaciones personales íntimas, pues nos enriquecen y nos dan satisfacción.

La familia es el espacio para la procreación de la especie. En este espacio nacen las niñas y los niños.
La familia es la célula en la que las personas de todas las edades resolvemos nuestras necesidades de protección, compañía, alimento y cuidado de la salud.
• A través de la familia, las sociedades transmiten sus valores y costumbres a los hijos. La lengua, el modo de vestir, la manera de celebrar los nacimientos o de enterrar a los muertos, las estrategias para el trabajo y la producción, la manera de pensar y de analizar la historia, los modos comunitarios de aprender o de relacionarse con otras personas o grupos sociales, son todos herencias culturales que se transmiten en familia.
• Una función de vital importancia es la socialización.
La familia es la encargada de propiciar el que niñas y niños se desarrollen como miembros de una nación y de un grupo social, con un sentido de pertenencia, con capacidad de entender y respetar la cultura de su grupo y de su país.
En familia, niñas y niños construyen su identidad personal.
La identidad es la imagen que todas y todos tenemos de nosotros mismos como personas distintas, con habilidades, conocimientos, preferencias y carácter propios.
Esta identidad que, en familia, se construye en la infancia y la niñez, determina en gran medida la manera en la que el niño o la niña se relacionará, producirá o participará como adulta y adulto en la vida familiar y social de su grupo de pertenencia.
Las niñas y los niños construyen su identidad mirando a su papá actuar como trabajador, como esposo, como vecino, como amigo, o como hermano. Construyen su identidad personal cuando observan cómo su mamá se relaciona con ellos mismos, con su esposo, con sus compañeros de trabajo, con el doctor, o el maestro de la escuela; cuando la ven reunirse con sus amigas y amigos, o dirigirse a la asamblea comunitaria para dar su opinión.
La identidad se construye a partir de modelos humanos. En este sentido, los modelos son personas admirables, que impresionan y atraen la atención de los niños. Los modelos ofrecen a los niños que crecen una idea de cómo quieren llegar a ser cuando sean grandes.
Por eso decíamos que es importante que niñas y niños, al
crecer, tengan cerca de ellos figuras de adultos hombres y mujeres. No necesitan ser el padre o la madre biológicos, pueden ser un amigo, un tío, una vecina o incluso la madrastra o el padrastro, siempre que tengan conciencia de su importante compromiso con los niños.
Pero la socialización y la construcción de la identidad personal no se dan sólo a partir de la familia. La escuela es un importante espacio en el que ocurren procesos de transmisión de cultura y valores, y de observación de modelos. Por eso es importante que las familias participen en los procesos escolares de sus hijos y que estén en permanente contacto con los maestros: para ejercer el derecho a participar de manera directa en la educación escolarizada y en la socialización de sus hijos e hijas.
Texto tomado de: Chapela, Luz Ma. Familia.
Cuadernos de población. CONAPO, México,1999. Pp 41-49.

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