El
estudiante de bachillerato: Al
pensar en el bachillerato hay que reconocer que los estudiantes de este periodo
de formación representan una parte importante y amplia del conjunto de jóvenes
del país. Por esta razón todo el acontecer educativo está en concordancia con
lo que se puede esperar del tipo medio de estudiantes y no está diseñado para
un grupo con capacidades superiores. Por esto, en parte, es posible alcanzar un
rendimiento aceptable y sin necesidad de esfuerzos especiales. En el caso de
que se posean capacidades normales y se trabaje intensamente los resultados
serán muy buenos pues la competencia no es tan difícil. El tipo de trabajo en
la educación intermedia es de un nivel acorde con las características,
condiciones y objetivos de ésta.
Estudiante
de universidad: La
universidad le presenta cosas distintas al estudiante. En primera instancia
sólo un porcentaje bajo de quienes se gradúan en la escuela intermedia ingresan
a ella. La mayoría de estudiantes son personas con buenas capacidades para
responder a este nivel. Recordemos que han sido seleccionados mediante procesos
especiales y previamente probados. Ahora está en un grupo más homogéneo en
cuanto a intereses, capacidades y metas. Algunos estudiantes son excepcionales,
tienen capacidades superiores y están ubicados en áreas específicas y buscan
objetivos definidos. La situación se plantea en forma distinta para el
estudiante pues el ritmo, el tipo de trabajo y las demandas están en razón de
un nivel superior y un grupo de mayor calidad intelectual. El estudiante debe
obrar por cuenta y riesgo propio. El estudiante es considerado persona adulta y
puede hacer lo que desee cuando y como guste. Esta nueva situación le plantea
la necesidad de distribuir adecuadamente el tiempo y mantener un nivel alto de
motivación.
Quizá cuando el estudiante llega a la universidad aún no
se ha dado cuenta de la importancia que tiene una metodología adecuada para
enfrentar el aprendizaje en las diversas materias. Es aquí donde él necesita
acudir a nuevos procedimientos para alcanzar un aprendizaje oportuno y eficaz
de los distintos contenidos que le ofrecen las diferentes asignaturas. Dada la
circunstancia, el estudiante necesita estrategias específicas para enfrentarse
a cada una de estas especialidades. Dichas estrategias él las debe definir,
experimentar y evaluar cuidadosamente en forma oportuna y más o menos rápida de
manera que le permitan alcanzar las metas intermedias que se ha propuesto y a
la vez capacitarse más para lograr sus objetivos finales.
De la manera como el estudiante aprenda a enfrentar las
nuevas demandas académicas va a depender su éxito o fracaso. Estas exigencias
son mayores en la universidad, el ritmo de estudio es superior al del
bachillerato, cada una de las materias le exigen más tiempo según propias
peculiaridades. La intensidad académica de la universidad se diferencia
claramente de la del bachillerato.
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